Migración y remesas: Síntomas del fracaso económico*


Por CEIDAS/Investigaciones Especiales

La severa caída de más de 6% del PIB en la economía mexicana, provocada por la crisis de 2009, no ha sido revertida todavía a cabalidad. De hecho, la tasa de desocupación se mantiene por arriba del 5.5%, la pobreza ha crecido significativamente y las condiciones críticas de ocupación se acentúan trimestre con trimestre. En efecto, las condiciones de desigualdad, pobreza y exclusión que prevalecen en México han provocado que millones de personas, fundamentalmente jóvenes, tomen la decisión de emigrar, principalmente hacia los Estados Unidos de América, arriesgándolo todo
Sin duda, la inmensa mayoría de las personas que emigran lo hacen buscando mejores oportunidades de empleo y desarrollo, y una cantidad importante lo hace también como parte de procesos de reunificación familiar; los estudios de Jorge Durand y otros especialistas muestran cómo la for­mación de “capital social” y de redes de migrantes ha llevado a que se den com­plejos procesos de toma de decisiones en el marco de la intensa dinámica migrato­ria que existe entre México y los Estados Unidos de América.
En esa lógica, es importante destacar que la inmensa mayoría de quienes de­jan México para ir a trabajar a EUA vive importantes cambios de contexto, pues en miles de casos se trata de un tránsi­to brutal de zonas rurales e indígenas a ámbitos urbanos caracterizados por di­námicas sociales, culturales y hasta am­bientales que les son no sólo ajenas, sino hasta adversas.
Vivir en las urbes
p.33Los datos del Buró del Censo de los Es­tados Unidos de América no dejan lugar a dudas: entre la sociedad norteameri­cana hay enormes brechas de desigual­dad, las cuales se reproducen entre los latinoamericanos.
Según los últimos datos reportados por esa institución norteamericana, en 2009 vivían 34 millones 289 mil perso­nas de origen “hispano” con residencia legal. Se estima que un alto porcentaje (por arriba del 20%) de ellos son de ori­gen mexicano, lo que nos convierte en la primera minoría étnica de aquél país.  
Un asunto a destacar frente a estos datos son las enormes implicaciones culturales que tiene para los mexica­nos que emigran transitar de localida­des urbanas de relativo tamaño en el país para incorporarse a las principales zonas metropolitanas en EUA, pues, se­gún los datos del Censo norteamericano, en 2009, del total de hispanos que viven de aquel lado de la frontera, 31.95 mi­llones lo hacían en las principales zonas metropolitanas.
De esa cantidad, 16.3 millones es­tán dentro de las principales áreas ur­banas, y 15.57 millones habitan en los condados conurbados; mientras que sólo 2.3 millones viven fuera de las áreas metropolitanas.
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No todo lo que brilla es oro
Si bien es cierto que el ingreso promedio de las personas que logran conseguir un empleo en Estados Unidos es superior al promedio de los trabajadores comunes en el país, también lo es el hecho de que hay enormes brechas entres los hispanos que laboran en los distintos sectores de la economía norteamericana.
Así las cosas, del total de personas de origen hispano que vivían en EUA en el año 2009, 26.95 millones lograron ubi­carse en empleos que les permitieron percibir ingresos. De ellos, 1.57 millones obtuvieron salarios por 2,499 dólares anuales o menos, mientras que 1.23 mi­llones de trabajadores más obtuvieron in­gresos entre 2,500 y 4,999 dólares al año.
Los grupos de mayores ingresos, al igual que en México, son una minoría. Así por ejemplo, quienes, en contraste con los datos señalados, obtuvieron entre 22,500 y 24,999 dólares anuales fueron sólo 964 personas, mientras que quie­nes lograron ingresos por arriba de los 25 mil dólares anuales son únicamente 1.4 millones de los más de 34 millones de hispanos que viven y trabajan en nuestro vecino del norte.
Como puede observarse, en el año de 2009, mientras que el 4% de los hispa­nos tenían ingresos por arriba de los 25 mil dólares anuales, un 4.5% obtuvie­ron por su trabajo menos de 2,500 dó­lares. La diferencia entre estos grupos de población es de 10 veces más a favor de quienes tienen mejores empleos y, en consecuencia, mayores ingresos.  
A pesar de lo anterior, la desigualdad observada no tiene los ofensivos niveles que presenta en nuestro país, pues según los datos de la ENIGH, 2010, el decil de más altos ingresos percibe trimestral­mente hasta 24 veces más recursos que el decil en mayores condiciones de pobreza.
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Política de hipocresía
El Gobierno mexicano, en particular en las dos últimas administraciones, ha asumido una cómoda posición en lo que respecta a la migración. Ante la evidencia de que el modelo de desarrollo está fracturado, ha permitido la política de “dejar pasar”, con una doble moral: por un lado, condenan­do las agresiones y discriminación hacia los migrantes mexicanos en EUA y, por el otro, manteniendo las condiciones de des­igualdad que provocan el éxodo masivo que se ha vivido en las últimas dos décadas de México hacia el vecino del norte.
Esta política de hipocresía ha llevado a que las remesas se hayan convertido en buena medida en una “salida a la pobre­za” de cientos de miles de familias ante la inacción de un gobierno incapaz de ge­nerar los empleos que urgen en México, a fin de brindarle oportunidades de una vida digna a los millones de jóvenes que cada año se incorporan a la población económicamente activa.
En este escenario, y para dimensionar de lo que se está hablando, baste con se­ñalar que entre enero del año 2003 y di­ciembre de 2010 han ingresado a México 174,429 millones de dólares por concepto de remesas familiares, una cifra que rebasa lo que se obtiene a través del turismo y que es sólo superada por los ingresos naciona­les obtenidos por la venta del petróleo.
Lo que los datos indican es que en el lapso señalado el promedio mensual de dólares que han entrado a México como remesas es de 1,817 millones de dólares, una cantidad que representa, por ejem­plo, más del doble del presupuesto anual de una institución federal como el Siste­ma Nacional DIF; o bien, casi el triple de los recursos que ingresan a la Tesorería del Gobierno, generadas en un año de ventas por la Lotería Nacional.
La información que existe sobre el in­greso de remesas es aún inexacta porque, a pesar de que la mayoría de los envíos se llevan a cabo vía medios electrónicos o servicios de envío especializados, sigue habiendo una importante cantidad de paisanos que utilizan métodos no insti­tucionalizados para enviar sus remesas y, aunque se estima que el ingreso de recursos por estas vías no rebasa el 3%, dada la suma de dinero implicada en las remesas, se trata de montos considera­bles pues estaríamos hablando de casi 54 millones de dólares mensuales.
Es de destacarse que la tendencia ob­servada hasta 2010 se ha mantenido en 2011 y de hecho se ha tenido un ligero “re­punte” en los dos últimos trimestres en el envío de remesas de los mexicanos que trabajan fuera del país. Como ya se vio, entre 2005 y 2010 el promedio trimestral de envío de remesas fue de 5,873 dólares, mientras que en lo que va de 2011 el pro­medio fue de 5,759, aunque debe consi­derarse que tanto en el segundo como en el tercer trimestre se superaron los 6 mil millones de dólares en envíos.
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Los servicios más caros
Uno de los negocios más lucrativos que se hace “a costillas” de los migrantes es el costo de las comisiones por envío de re­mesas, pues, a pesar de que se ha regula­do relativamente el cobro de comisiones, aún hay una enorme disparidad depen­diendo de la institución a la que se acude.  
En ese sentido es importante dar a co­nocer las empresas que, de acuerdo con datos oficiales, son las que cobran más dinero por los envíos, y promover que quienes envían parte de sus ingresos en EUA puedan acercarse a las institucio­nes de más bajo costo.  
p.36-1Los bancos que cobran mayores co­misiones son al mismo tiempo aquellos que tienen menos sucursales o contra­partes en México, lo que puede dificultar el cobro del dinero y obviamente la can­tidad de pesos que reciben las familias en México, pues, adicionalmente, se en­cuentra el factor del tipo de cambio que ofrecen cada una de las empresas o insti­tuciones dedicadas al envío de remesas.
 Dada la importancia del tema en Guanajuato, se presenta a continuación un comparativo para las principales ciu­dades donde viven los migrantes en los Estados Unidos, en función de las comi­siones y tipo de cambio que ofrecen cada una de las empresas.
Un análisis llevado a cabo por Opinión y Desarrollo sobre el promedio aproxi­mado de las comisiones más altas que co­bran las instituciones financieras de envío de remesas muestra que las empresas que más cobran son Río Envía, Delgado, Mo­ney Gram y Western Union (envío en mi­nutos). Sus comisiones oscilan entre el 10 y 15 dólares por envíos de 300 dólares.
Los datos disponibles en el sitio de la PROFECO muestran que por un envío de 300 dólares, en México la familia recep­tora recibiría, sin el cobro de la comisión, y considerando un tipo de cambio de 12.3 pesos por dólar, un total de $3,690 pe­sos. Sin embargo, al hacer el envío, por ejemplo, a través de Río Envía, recibiría $3,486. Estas diferencias llevan a que sea muy importante que las personas que en­vían dinero a sus familias verifiquen:  
• Que la comisión de la empresa que elige sea la más baja  
• Que el tipo de cambio que le ofrecen sea el más alto  
• Considerar que los envíos que no son de “entrega inmediata” son más baratos que los de “entrega en minutos”. Si no hay “urgencia” de envío, vale la pena esperar  
• No se deje engañar. Las empresas de envío de dinero aceptan la Cédula Consular como identificación para abrir cuentas y hacer las transferencias  
Para las familias receptoras, PROFE­CO recomienda:  
• Informarse sobre el tiempo que tar­dará en llegar el dinero  
• No permitir que se le condicione el cobro a la compra de artículos o de otros servicios.  
Es de destacarse que PROFECO tiene una línea de información sobre este tema y es gratuita en México: 01 800 468 87 22.
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Dejan la escuela y luego el país
De acuerdo con el Anexo Estadístico del V Informe de Gobierno del Ejecutivo Fe­deral, sólo en 2010 se estima que salieron del país más de un millón 50 mil perso­nas, tanto en situación de migrantes re­gulares como irregulares. A pesar de esta enorme cifra, seis entidades de la Repú­blica concentran la mitad de esa cifra: Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Puebla y Veracruz.
p.36-2Es importante destacar que todos son estados en los que la pobreza ha tenido un incremento significativo en los úl­timos años. De hecho, Veracruz y Gua­najuato son dos de las entidades en las que, en números absolutos y relativos, la pobreza creció a mayor ritmo, pues entre ambas entidades suman más de medio millón de pobres adicionales en 2010, respecto a los que había en 2008.
 Asimismo, todas son entidades con un muy alto rezago educativo, entendi­do como la suma de personas mayores de 15 años que no saben leer ni escribir un recado, o bien que no han concluido los estudios de nivel básico (primaria y secundaria).
El dato es relevante porque, según el estudio “Remesas, asistencia escolar y trabajo infantil en México” (Alcaraz, Chiquiar y Salcedo, 2010), publicado por el Banco de México, hay evidencia que muestra cómo el impacto negativo de la crisis en los hogares receptores de reme­sas incrementa, al menos en el corto pla­zo, la decisión de retirar de la escuela a las niñas y niños, así como a incorporar­los a jornadas de trabajo infantil.
En efecto, según este estudio: “el cho­que sobre hogares receptores de reme­sas causó un incremento de 9.8 puntos porcentuales en la probabilidad de que un niño trabaje, desde un nivel base de 15.7%. Además, causó una disminución en la asistencia escolar de 15.6 pun­tos porcentuales desde un nivel base de 82.2%. Se encuentra que estos efectos se deben al comportamiento de hogares con migrantes en comunidades rurales” (Alcaraz, et al, 2010, p. 4).
Esta conclusión del estudio es suma­mente relevante porque implica que, si en los hogares rurales receptores de re­mesas el trabajo infantil se situaba en 15.7% del total de niñas y niños, después de la crisis de 2008 este indicador cre­ció a 25.5%, es decir, uno de cada cuatro niños. Por su parte, la llamada deserción escolar pudo haber crecido de un 17.8% a 33.4%, es decir, es probable que uno de cada tres niños de esos hogares haya te­nido que abandonar la escuela.
Por otra parte la evidencia disponible permite sostener que, además, la migra­ción puede estar asociada, entre múlti­ples factores, a la alta presencia de rezago educativo. En un análisis de correlación, CEIDAS encontró, por ejemplo, que hay un fuerte vínculo entre el número de mi­grantes que salieron de cada una de las entidades federativas en el año 2010, y el número de personas en condición de re­zago educativo.
Como se observa en la gráfica, son precisamente las entidades con mayor porcentaje y número absoluto de perso­nas que no han concluido la secundaria o analfabetas las que presentan un mayor número de personas que en 2010 toma­ron la decisión de salir del país.p.36-3
Tanto el poderoso estudio del Banco de México, como la relación detectada por CEIDAS muestran la imperiosa ne­cesidad de generar nuevos estudios sobre los efectos de la migración y sus vínculos con la educación y el trabajo infantil; en efecto, lo deseable es que las entidades de la República puedan destinar mucho más recursos para generar conocimiento y nueva información en la materia.
*Publicado originalmente en la revista México Social 01 de diciembre 2011.                                     Link: http://goo.gl/HfUkS

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